Un equipo de científicos de la Universidad de Oxford, en colaboración con los Royal Botanic Gardens Kew, la Universidad de Greenwich y la Universidad Técnica de Dinamarca, ha logrado un descubrimiento clave que podría revertir el colapso de las abejas melíferas y mejorar su nutrición a nivel global.
Bajo la dirección de la profesora Geraldine Wright, el estudio publicado en Nature revela que, mediante biología sintética y el uso de la herramienta genética CRISPR-Cas9, es posible corregir una deficiencia nutricional esencial en las abejas.
El equipo logró modificar la levadura Yarrowia lipolytica para que sintetice seis esteroles naturales del polen, compuestos vitales para el desarrollo y la salud de las colmenas.

Descubrimiento clave: los seis nutrientes esenciales del polen
Hasta ahora, se desconocía cuáles esteroles del polen eran realmente imprescindibles para las abejas. Gracias a un análisis químico exhaustivo de pupas, abejas adultas y tejidos de abejas nodrizas, los investigadores identificaron seis compuestos fundamentales:
24-metilenocolesterol, campesterol, isofucosterol, β-sitosterol, colesterol y desmosterol.
Con esta información, diseñaron un suplemento nutricional sostenible producido mediante fermentación en biorreactores. En ensayos de tres meses, las colmenas alimentadas con levadura enriquecida lograron criar hasta 15 veces más larvas viables y mantener una producción constante frente a aquellas con dietas deficientes.
Beneficios para la agricultura y el medio ambiente
Los polinizadores son responsables de más del 70% de los cultivos esenciales del planeta, por lo que la pérdida de abejas representa una seria amenaza para la seguridad alimentaria mundial.
Según el profesor Phil Stevenson, de los Royal Botanic Gardens Kew y la Universidad de Greenwich, este nuevo suplemento podría reducir la presión sobre las flores silvestres y favorecer a las abejas nativas, disminuyendo la competencia por el polen.
Aunque aún se requieren pruebas de campo adicionales, los investigadores estiman que la tecnología podría estar disponible para agricultores en un plazo de dos años. Además, podría adaptarse a otros polinizadores o incluso a insectos utilizados en sistemas de producción sostenible.

Conclusión: un paso decisivo hacia la conservación de las abejas
Este avance marca un hito en la biotecnología aplicada a la conservación. Al mejorar la nutrición de las abejas, se fortalece su resiliencia frente a los desafíos ambientales y se sientan las bases para garantizar la salud de los ecosistemas agrícolas del futuro.



